El Genio Amadeus
“¡Mediocres del mundo, yo los absuelvo!” dice Antonio
Salieri a los locos que lo miran sin sorpresa mientras atraviesa un pasillo del
manicomio en el que fue confinado, luego de intentar suicidarse por haber “matado”
a Wolfgang Amadeus Mozart. Esta es una de las escenas finales de Amadeus, la película
de Milos Forman, que ganó 8 Óscares en 1984.
Aunque la película tiene como nombre “Amadeus”, no está
enfocada en Mozart ni en su genialidad, por el contrario, es Salieri el
personaje principal, Salieri y su envidia por no ser él el genio de la música
sino Mozart, esa “criatura” inmadura y vulgar que él desprecia, pero que al
mismo tiempo lo maravilla con cada pieza musical que compone.
Mozart es presentado como un excéntrico, con personalidad
infantil, pero con una capacidad de creación musical que está muy por encima de
cualquiera de sus contemporáneos. La caracterización tiene muchos detractores
entre los biógrafos de Mozart, pero, independientemente de ello, la
personificación encaja perfectamente dentro de la trama ideada por Forman.
En suma, Amadeus es una película sobre un perdedor. Un
perdedor que no deja de serlo en toda la trama, un perdedor que se siente la
personificación de la mediocridad por designio divino, un perdedor que decide
que obtendrá su victoria sobre Dios el día en que logre destruir la genialidad
que no le fue entregada a él, y que cree merecer.
"A partir de ahora somos enemigos. Tú y yo. Porque escogiste como tu instrumento a un niño fanfarrón, lujurioso, obsceno e infantil, y a mí sólo me diste como recompensa la habilidad de reconocer que él es la encarnación ..."
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