Y finalmente volví al cine luego de varios meses alejado de esos recintos, escogí la película Intensa-Mente de Pixar que se encuentra ahora mismo en cartelera. No fue sólo la abundante publicidad que tiene esta película la que me hizo interesarme en verla, sino también la recomendación de Oscar M., mi amigo del coaching quien la describió como excelente para entender como funcionan las emociones, y que además le arrancó algunas lágrimas al final de la función. No he visto muchas películas de Pixar, y desde que fue adquirida por Disney, decidí borrarla de mi radar cinematográfico haciendo gala de mis prejuicios por el mundo de felicidad que nos vende la empresa del Ratón Mickey, pero bueno, a esta fui, e incluso hice una cola de casi 15 minutos pues me llevé con la sorpresa de que contaba con mucha acogida entre los pobladores de mi querida "Lima La Gris". Intensa-Mente, me gustó y no me gustó. Quiero decir, tuvo partes que disfruté y partes que odié, empezaré por las...
Hmmmm ... debí haber hecho caso a mi sentido común cuando me decía, ¿decía?, bueno, no decía precisamente, de hecho me gritaba que los días siguientes a un terremoto tendrían que ser declarados feriados por papá gobierno, pero no, mi sentido de responsabilidad (si, lo tengo y viene desarrollándose mucho desde hace un par de años) me obligó a salir de casa rumbo al trabajo, ¿Para qué?, para ser regresado a casa cual alumno del Melitón Carbajal en plena huelga del Sutep... Así que finalmente tuve un par de días de vacaciones ... lo chévere de las vacaciones es que las puedes utilizar para hacer muchas cosas, así sea nada ... y a eso he dedicado las mías, a hacer mucha nada.
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